¿Se abrirán las grandes alamedas?

Los buenos discursos no son tales, son reflexiones en voz alta, una constatación, o una explicación o una arenga, una guía, una orientación… uno de los discursos mas bellos y famosos de la historia en habla castellana lo dijo Salvador Allende, Presidente de un ChileFC-0058 amenazado por un alzamiento militar, en una casa de gobierno llamada «La Moneda» que en ese momento estaba siendo acribillada por las ametralladoras de los tanques sublevados a las ordenes de generales que solo dos días antes le habían manifestado su lealtad a él y a la constitución.

Sí, tal vez el mejor discurso, el mas elegante, mas reflexivo, mas emocional y a la vez mas racional. Un discurso, teléfono en mano, en conversación con Radio Magallanes -algunos dicen que fue de pié, otros que tumbado en el suelo (para evitar ser blanco fácil)- en medio del olor a pólvora, de humo, con la certeza de no salir vivo de ese trance, pero rodeado de sus mas cercanos y leales. Un discurso, preludio del bombardeo, de esos 25 rockets lanzados desde aviones caza que hirieron la casa de los presidentes.

Es un discurso también de extraordinaria coherencia. Un discurso, además, con argumentos reales de quienes eran los instigadores y del porqué estaba sucediendo. Con una certera visión de lo que seria el futuro. Es el discurso de «las grandes alamedas», alrededor de las 10 y media de la mañana de un martes 11 de septiembre de 1973…

«Sigan ustedes sabiendo que mas temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor…».

Para que el «hombre nuevo»,y la mujer,

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Victor Jara

puedan ser sujeto activo de su presente y futuro, para que sea mas temprano que tarde efectivamente -ya que estamos tardando 43 años- se debe trabajar en ello, es decir se debe leer, reflexionar, analizar, aprender a debatir, tener capacidad de empatía y autocrítica, escuchar, tener una puesta en común y solidaria, hacer propuestas, participar, implicarse, y finalmente, actuar.

Si la sociedad, en su individualidad y en su conjunto, no inicia el proceso real de empoderamiento, las alamedas se quedaran en un

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Violeta Parra

concepto utópico, una bandera, un canto que esgrimir para unos pocos y en beneficio de otros que seguiran cobrando en las instituciones sin darle la utilidad para la que fueron votados. Es decir se quedará en un «brindis al sol». Y no debiera ser así, debiera ser un «Gracias a la Vida» de Violeta Parra, pero también un «Vientos del Pueblo» de Víctor Jara y a la vez un «Sube a nacer conmigo hermano» del Canto General de Pablo Neruda.

Creo que no le entendieron, ni antes ni ahora. Creo que cuando dijo «….SE ABRIRAN LAS GRANDES ALAMEDAS…», él quiso decir «USTEDES DEBERÁN ABRIR LAS GRANDES ALAMEDAS….».

Por mi parte quiero -como «ÉL»- tener «fe en Chile y en su destino»

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Allende y Neruda

, pero los procesos, no solo «no deben detenerse«, deben ser efectivos y para que sean efectivos deben «vivirse» día a día, en cada hombre, en cada mujer, en cada niño, en cada familia, en cada barrio, en cada pueblo, en cada ciudad. Y esta no es solo una fórmula para Chile, es para cualquier sociedad, país, estado o nación. La Revolución de esos días y la de nuestros días -no el llamado a las armas ni a la violencia- es la verdadera implicación, la revolución empieza en cada uno de nosotros. Así y sólo así, ABRIREMOS las grandes alamedas y podremos pasear por una sociedad mas justa y equitativa. En definitiva, mejor. ¿Abriremos las grandes alamedas?.

Acerca de Hans Hoffmann Gutiérrez:.

Aprendiz de constructor, Compañero de tango, Maestro de sueños
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